Los superhéroes no usan los calzones de fuera
Café orgánico y comida de comercio justo, miles de personas, decenas de nacionalidades distintas, gente de corbata y mochila, y, sobretodo, laptops por doquier. Inglés, español, alemán, francés, chino se escuchan por todos lados. Es una escena muy diferente al Salón de la Justicia que vimos en las caricaturas cuando niños, pero en este ambiente alimentado por WiFi y café es donde se diseñan los planes para proteger el planeta y donde se discuten las decisiones que determinarán el futuro de la humanidad… No, en serio, todas esas conversaciones en los pasillos, los intercambios de tarjetas, las innumerables presentaciones, discursos, declaraciones, acuerdos y los correos de seguimiento son los medios con los que avanza un sector junto al que solemos pasar de largo, pero que resguarda mucho de lo que nos importa. Al llamado tercer sector, en contraposición al sector público y al privado, lo componen las organizaciones sin fines de lucro, o sea, aquellas agrupaciones cuyo objetivo no es obtener dinero, sino promover algún valor como la paz en el mundo, el respeto a los Derechos Humanos, terminar con la esclavitud o la tortura, salvar a la naturaleza, entre muchos otros. Todas esas cosas que nos dijeron que eran importantes, pero que suelen ser prioridad sólo en la televisión.
Los temas que reúnen a estos grupos son muy diversos, uno de los principales actualmente es el cambio climático y con motivo de esto se realizó en Noviembre 2017 en Bonn, Alemania la 23va Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas… Mejor conocida por su nombre clave —que sirve también de hashtag en esta época de redes sociales—, la #COP23. La COP ha ido creciendo año con año y ahora acuden a ella mucho más que solo delegados de los países miembros -quienes desde luego se reúnen a negociar acuerdos entre gobiernos-, e incluye cientos de sesiones realizadas por organizaciones civiles que promueven sus propias agendas, esto es democracia en su nivel más global y puro. A ellos me refiero cuando hablo de los superhéroes actuales: personas normales, como tú y yo, pero que dedican su vida a combatir, de una forma u otra, a los archienemigos de la humanidad, en este caso, el cambio climático.
Salvar el planeta suele ser la meta en las películas de ciencia ficción, por lo que suena irreal y lejano; pero detener el cambio climático es justamente un modo muy real de salvar a la Tierra, y detrás de ello, hay mucha ciencia que no tiene nada de ficción. El impacto del hombre en el planeta es tan grande que hemos transformado la atmósfera, provocando un clima mucho más agresivo con nuestra forma de vida. Sequías más intensas en algunos lugares, huracanes más frecuentes y violentos en otros, modificaciones en los patrones biológicos que sostienen nuestra alimentación son sólo algunas de las consecuencias del cambio climático, que afecta a todos los sectores del planeta. La situación es tan crítica que se esperaban entre 20,000 y 25,000 asistentes a la COP23 para tratar de proteger y salvar lo que se pueda; porque, aunque llevamos décadas combatiendo al cambio climático, parece que estamos perdiendo. La urgencia de las acciones es inminente, dadas las consecuencias que conlleva no hacerlas; uno de los tantos ejemplos de éstas son los huracanes que golpearon el Caribe, Houston y Florida el verano de 2017, dejando una factura estimada en más de 100 muertos sólo en Estados Unidos, millones de personas afectadas y 200 mil millones de dólares en daños.
No todos podemos ser superhéroes de tiempo completo -¡hasta Superman trabajaba como reportero a veces!-, pero tampoco podemos dejar solos a quienes hacen todo lo posible por salvarnos. Cada uno de nosotros tiene que ser parte de la solución: firmando peticiones, donando a alguna organización social de confianza, trabajando como voluntario de vez en cuando o dedicando nuestra vida profesional al tercer sector. Ya sea durante unas horas o toda la vida, te pido que te quites los lentes, te abras la camisa y… ¡No, perdón!… Te pido que pienses cuál es tu superpoder —acaso sabes de finanzas, de mercadotecnia o de cualquier otra área, ¡todas las destrezas son necesarias!— y que revises dónde encaja, a qué causa le hace falta tu habilidad especial.
Viajamos juntos en el mismo avión que cae en picada con tanta contaminación, violencia y demás problemas, pero tenemos que ser realistas y aceptar que no va a llegar alguien con los calzones de fuera volando para salvarnos. Nosotros, todos, somos los que salvaremos el planeta: el superhéroe central de esta película eres tú y estamos esperando que nos brindes tu mano para levantarnos juntos.